martes, 11 de febrero de 2020

De días malos, efecto dominó y el miedo a fallar.

Ayer tuve el primer mal día del 2020. Y vaya que fue malo. No fue un día malo en mi salud mental (ojalá lo hubiera sido) sino un día PÉSIMO por algo del trabajo.
Soy maestra y, recién este sábado, mi jefa me había anunciado que mi sueldo ya no sería de $80 la hora, sino de $100 por mis excelentes clases y mi dedicación. Estaba muy feliz y dije: "vaya, las cosas me están saliendo bien, no por azar, sino porque me estoy esforzando como nunca". 
Pero ayer eso cambió. Me llamaron para decirme que dos alumnos no irían ya porque sacaron malas calificaciones y eso demostraba que el curso no sirve. Esas fueron las palabras del papá que le dijo a Héctor, el recepcionista. 
Me bajoneé muy feo. Pasé de estar todo el 2020 feliz para, después, sentir que le había fallado a mis alumnos y que era una inútil. Lloré mucho, porque esa acción desencadenó muchas otras. 

1. Y la más importante: quiero mucho a esos niños. Me encariño muy rápido siempre, y, como apenas voy comenzando en lo de ser maestra, ellos, al ser de mis primeros alumnos, me marcaron mucho. Los quiero mucho y me duele no haber podido despedirme de ellos. Nunca sabes cuando será la última vez que verás a alguien. 
Los seguiré teniendo en mi memoria y me duele mucho que hayan salido mal en las calificaciones. 
Con estos niños todos sus maestros anteriores (porque los cambiaron varias veces de maestros) no lograban comprenderlos o tenerles paciencia alguna. Me alegro mucho de haber sido la primera maestra con la que lograran tener una conexión, o que me platicaran de su día y me contaran sobre cómo habían adaptado su gatito. 
(Btw, me odio por ser tan cursi, pero es que en serio esos niños eran fantásticos e inteligentes). Yo sólo espero que no vuelvan a tener maestros como los que llegaron a mí, que se desesperaban y no sabían tratarlos con humanidad. 
Tal vez no estudiaron fuera de su casa, pero el avance que vi en mi salón de clases es real. La conexión es real y, por ahora, eso es lo único que me puede consolar. Sólo me queda esforzarme por ser mejor docente, por reforzar aquellas áreas en las que más batallan y mejorar cada día. 

2, El congreso. 
No creo que me vayan a dar ese aumento y, ahora que esa clase está fuera, tengo mucho menos dinero. dinero que iba a utilizar para ir a un congreso en Puebla para exponer mi trabajo de investigación sobre Rosario Castellanos. 
Simplemente no tengo dinero y los horarios no se me acomodan para conseguir otro trabajo extra. 
Adiós, congreso. 

3. Guadalajara. 
Cada peso que gano lo ahorro para irme a Guadalajara. ¡Que me voy a estudiar a la ciudad donde siempre quise vivir!
Ayer estaba bajoneada por lo del trabajo y hasta pensé que ni lo de Guadalajara podría hacerse. En unos momentos trataré de reorganizar mis finanzas (sonó muy adulto, qué miedo) y ver la manera de ahorrar la mayor cantidad posible. 
Posiblemente tenga que conseguir un trabajo los fines de semana, pero de que me voy a Guadalajara, me voy. 

¿Conocen la frase "todo lo que sube tiene que bajar"? Bueno, pues algo así es mi vida, lo que llamo el efecto domino. 
Tengo muy buenas etapas en mi vida, y otras muy peores y, ambas, son muy marcadas: no hay grises en mi vida. O es muy bueno o muy muy malo. Y aunque esto sea un síntoma de mis cambios de humor por mi transtorno, creo recordar que desde siempre mi vida ha sido así. 
A mí cuando las cosas me van bien por un tiempo (como ha sucedido hasta ahora) siempre pasa un suceso muy malo que desencadena otros muy malos y que desembocan, a su vez, en mi etapa mala. Sabe cuánto dure esa etapa malo.
La verdad es, que tengo miedo. Me había ido muy bien y yo me había esforzado mucho. Pero ya pasó el suceso malo que, según mi experiencia, habrá de desencadenar otros sucesos muy malos. El segundo ya pasó: el congreso. Porque ya no iré. 
Entonces ya van dos cosas malas que pasan: el trabajo y el congreso.  
¿Cuál será la tercera? pregunta mi mente constantemente. No quiero que sea Guadalajara esa cosa mala. Guadalajara es la cosa que quiero que pase. 

Ayer un chico al que conozco desde hace menos de una semana hahaha me regaló un collar del martillo de thor. Y, debo decir, me inspiró mucho a que puedo derrotar cualquier obstaculo. 

En fin. Mis días son malos. Pero espero que no sea una cadena de malos sucesos. Quiero que mi vida vaya bien, quiero esforzarme en las cosas y mejorar. 
Ese es mi único propósito del 2020: Mejorar.